Éramos

Éramos dos
simples extraños
coincidiendo en el mismo lugar,
tan cerca,
y sin embargo,
cada uno en su mundo,
en sus historias,
en sus silencios.

Pasaron los días,
los cafés,
las hojas secas en el suelo,
y nunca supimos
que tan cerquita estaba el alma
que ahora nos acompaña.

Hoy me miras,
y hay algo en tu forma de hacerlo
que me hace sentir
que siempre estuviste aquí,
esperando que por fin
me detuviera.

No sé en qué momento
dejamos de ser extraños,
ni cuándo el viento
empezó a empujarnos hacia lo mismo.
Solo sé que ahora
todo tiene sentido:
las palabras,
las risas,
el silencio compartido.

Y aunque fuimos
dos historias separadas,
hoy somos uno,
entre hojas doradas,
entre tardes de otoño,
entre abrazos que saben
a destino.

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