Un brindis por animarme a tomar el camino correcto aunque no sea el que yo quería.
Un brindis por quienes nunca dejaron de abrazarme, aún en la distancia.
Un brindis por quienes se fueron y me enseñaron que nunca debieron estar.
Un brindis por esas madrugadas dónde el silencio fue la mejor compañía.
Un brindis por las mascotas que se convierten en un refugio durante los días de caos.
Un brindis por las sonrisas que sanan el corazón.
Un brindis por el adiós sin despedida.
Un brindis por los días tristes dónde me abracé aún más.
Un brindis por las personas que habitan mis días.
Un brindis por esos amigos que se convierten en familia.
Un brindis por esos sueños que anhelamos.
Un brindis por los objetivos.
Un brindis por futuras nuevas aventuras.
Un brindis por lo que no me animé a decir, pero sí pude escribir.
En el verano del 2024.
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