Querido futuro esposo:
En la quietud de mi alma, oro por ti, mi amor eterno.
Que tu corazón rebose con la ternura más pura y la lealtad más profunda,
como un río sereno que fluye sin fin.
Que tu belleza sea la de un amanecer sin igual,
reflejo de una honestidad que resplandece como el oro.
Anhelo que tu vínculo con Dios y tu familia sea inquebrantable,
un lazo sagrado que te guíe y te fortalezca en cada paso.
Oro para que seas inteligente, siempre dispuesto a aprender y escuchar,
como un faro que nunca pierde su luz.
Que tus palabras y acciones sean siempre portadoras de un significado profundo,
tejiendo nuestra historia con hilos de verdad y amor.
Deseo que tu sentido del humor sea el aliento que levante nuestras almas,
capaz de mover montañas en los días más oscuros.
Que protejas mi corazón con el mismo fervor con el que protegerías el tuyo,
entendiendo y aceptando cada rincón de mi ser como parte de ti mismo.
Que nuestro amor sea la prueba viviente de que el amor verdadero no solo existe,
sino que florece con una belleza eterna en cada latido compartido.
Invierno, 2024.
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