Despedida

Se fue y no hice nada para detenerlo
aún más, yo mismo lo animé a irse.
lo acompañé al aeropuerto
¡Quizás nunca más lo vuelva a ver!

Momentos antes le invité un café
me dijo el motivo de su partida,
esa razón que acabó con mi vida
Enterrando mis sentimientos.

Insistió en que “no tenía por qué acompañarlo”
yo le dije “descuida, ya no insistas”
un pequeño acto masoquista
fue dejarlo ir cuando quería abrazarlo.

Me dijo “se feliz» y yo “buen viaje”
y aunque me estaba muriendo por dentro
Atiné a sonreír
y hasta le ayudé con su equipaje.

Un beso en la mejilla y un “adiós” silencioso
fue el último contacto que tuve con el.
Sonrió y entró al avión;
Vi que se iba y lo dejé ir.

Con el avión despegando, señal de que partía
y mis lágrimas bañando aquel aeropuerto
le di un triste, triste adiós al avión
que se llevó mi vida: su risa y la mía.

Otoño, 2024.

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