Me dijiste que me quedara a vivir en tu corazón, “¿dónde exactamente?” pregunté, y sin pensarlo me ofreciste gentilmente tu ventrículo izquierdo: “ahí seguro que te sientes cómoda” dijiste “
Claro, un lugar caliente, vivo; con un compás de suaves latidos armónicos, refugio perfecto que estaba buscando.
Me dijiste que viviría siempre en un rincón de tu ventrículo. Pero estoy aquí, atascada en un lagrimal por donde finalmente debo salir a chorros de tu vida.
¿Y porqué me acuerdo ahora de esto? Ya llega la luna llena, está lloviendo, dentro de unos 11 días será noviembre y ya tenía tu regalo…
Eso es todo, y es de noche.
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