Nunca olvidaré cuando
me pediste que en mis poemas
hubiera una señal.
Bonito mío, te lo negué,
porque un buen mago
Nunca revela sus secretos.
Pero mira, aquí me tienes:
La luna es testigo de que
Nunca te dejé de pensar,
De escribir o de soñar.
Me costó aceptar que nuestro amor
tenía que quedarse atrás.
Te quería para mí,
Quería amar cada parte de ti,
incluso esas que tú no soportas,
esas que viven con miedo de salir.
Vivo asimilando lo que fuimos,
A veces pidiéndole al cielo
que me regrese a ese último abrazo.
Nunca te hubiera soltado.
En fin, te prometo que voy a olvidarte,
pero por lo pronto,
Aquí te dejo tú señal,
Porque aunque el tiempo pase,
sigues siendo mi mejor poesía,
Mi otoño perfecto,
el amor que no se quedó,
pero nunca se fue del todo.

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