De nada sirvió abrirte mi corazón,
darte mis sonrisas y hablarte de mis sueños.
De nada sirvió soñar contigo,
tomados de la mano,
bajo cielos que no viste.
De nada sirvió regalarte mis poesías,
buscarte por las noches,
llenar de versos tu silencio.
De nada sirvió nuestras desveladas,
el cuidado que te di sin que lo notaras.
De nada sirvió el otoño que puse en tus manos, ni la primavera que soñé en tus brazos.
De nada sirvió planear tanto contigo.
De nada sirvió…
Pero aún así, te quise como se
quiere lo que nunca será.

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