Abrazar mi tristeza,
Sentarme a un lado de mi dolor y acariciarlo;
Escucharme sin juzgar
Lo que mis emociones tímidas
Se están animando a decir.
Dejar que mi corazón descanse
De la presión de ser siempre fuerte
Y convertirme en guardian de mis sueños
En las noches donde los fantasmas hacen eco
Y recordarme que al final, todas las tormentas se cansan de tanta furia y vuelven a dar el lugar
A mi libertad.

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